viernes, 26 de octubre de 2012

Impactos



Un moderno diario de 100 años


Al lado de la estrategia de esta Casa Editorial de recoger los nuevos lectores a través de nuevos periódicos -ADN, MÍO, etc.-, la idea fue y es seducirlos con periodismo y presentación de calidad y consentir a nuestros clientes clásicos con un vigoroso, variado y moderno diario de 100 años de edad.

Pero el hecho de que por estos lados estén aumentando los que leen el papel no significa que no estén haciéndolo los usuarios de nuevas plataformas informáticas y tecnológicas, las mismas que han revolucionado al mundo y muy especialmente a los medios de comunicación durante los últimos tiempos.

Para nosotros, como para todo el mundo, era claro que las audiencias estaban teniendo un comportamiento distinto del tradicional. De la mano de los desarrollos tecnológicos, los usuarios de los medios de comunicación se independizaron, y de los dóciles y pasivos lectores, oyentes y televidentes del pasado, saltamos a unos activos, hasta cierto punto caprichosos, que decidieron que de ahora en adelante recibirían la información a través del mecanismo que quisieran (periódico, radio o televisión, computador fijo o portátil, teléfono móvil, iPad o cualquier otra tableta...), a la hora que les diera la gana (por la mañana con el diario, la radio o el noticiero de TV, al mediodía o por la noche) y en el lugar de sus preferencias (casa, oficina, salón de clase, gimnasio, en la calle...).

Y para atender a cada una de esas audiencias había que hablarles en tono distinto, de manera diferente y mediante un medio específico. Por lo tanto, EL TIEMPO, como generador de información, debía evolucionar y sofisticar la manera de hacer su trabajo para adecuarse a los nuevos tiempos. Fue así como esta casa editorial decidió convertir las redacciones clásicas de sus medios impresos y digitales en una moderna y compleja redacción de convergencia multimedia, que hoy, cinco años después, es considerada una de las más importantes del mundo.

Tras un paciente trabajo de superación de los miedos atávicos de los viejos periodistas y de las resistencias de los jóvenes comunicadores de la era digital para entenderse con los dinosaurios de los periódicos impresos, EL TIEMPO y sus medios se transformaron de manera dramática. Hoy, un ejército de 300 periodistas de las mejores calificaciones, de todas las edades y de los más diversos orígenes profesionales escriben, digitan, editan, comentan, diseñan y transmiten información a más de 17 millones de personas que en Colombia y el mundo se informan en nuestros medios.

Once millones de usuarios únicos mensuales acuden a nuestras páginas de Internet, más de cuatro millones de lectores leen nuestros periódicos y revistas, más de dos millones de personas acuden diariamente a nuestros canales de TV y redes sociales y reciben las noticias, opiniones, análisis y fotografías. La estructura que resultó de esa transformación hizo que la WAN-IFRA, la organización de periódicos más importante del mundo, invitara esta semana a EL TIEMPO a que mostrara esta experiencia, en Viena (Austria), como un ejemplo, ante 1.500 directores y editores de los periódicos más importantes del planeta.

¿Cuánto tiempo más tardarán los diarios impresos en ceder su espacio y su preponderancia en Colombia y en las demás sociedades emergentes? Nadie lo sabe. El aumento progresivo de la penetración de Internet y las demás plataformas digitales, con su eficiencia, bajo costo y capacidad de cubrimiento, nos anuncia un futuro en el que inexorablemente la gente se informará a través de estos sistemas. Los periódicos serán tal vez instrumentos analíticos y de opinión más allá de los registros noticiosos, en medio de un bombardeo gigantesco de información digital. Pero por estos lados ese día está aún lejano.

Lo importante, independientemente de cuándo y cómo sucedan las cosas, es que, en este presente que vivimos y en el futuro que vivirán nuestros medios y sus usuarios, en papel o a través de medios digitales, los principios éticos, de credibilidad y de eficiencia en la generación de información sean los mismos que han inspirado a esta casa durante el último siglo. Y que cada vez que a alguien le hagan la pregunta de dónde obtuvo determinada información, esa persona responda: "En EL TIEMPO".

ROBERTO POMBO
Director General de EL TIEMPO

tomado de: http://www.eltiempo.com/economia/negocios/ARTICULO-WEB-NEW_NOTA_INTERIOR-10573745.html


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